El trauma tiene que ver con un encuentro disruptivo, donde la persona queda con una gran dificultad de que pueda metabolizar. Muchas veces se impone en un retorno tortuoso, como bien se describe en los manuales americanos a propósito del estrés post- traumático.

El trauma implica la detención del tiempo. ¿Por qué el trauma implica la detención del tiempo? Es porque en ese lugar las palabras perdieron su validez.

En el excelente libro La sociedad de la nieve [1] pone en juego estas cuestiones.

Las respuestas parecen encontrarse en los testimonios de los sobrevivientes: el amor y el grupo. Los dos significantes coinciden en todos los testimonios.

El alud probablemente fue el acontecimiento más terrible para los sobrevivientes de los 72 días en los Andes, pero también el acontecimiento que terminó de consolidar el grupo en el “cuerpo de varios”

Coche Inciarte manifiesta que “cuando permanecimos sepultados bajo la nieve durante tres días después del alud, se creó un antes y un después, separando dos historias diferentes.

Salimos ocho menos, pero salió uno más, y ese “más uno” inmaterial nos advirtió que se terminaban definitivamente las mezquindades de la sociedad “civilizada”.

[1] Vierci, P. (2009 La sociedad de la nieve. Editorial Sudamericana, Montevideo.

Fue ahí cuando entré en un contacto mucho más estrecho con una fuerza superior… Todo el equipo funcionó como un organismo nuevo y muy eficaz”

Adolfo Strauch también en esta línea plantea que: “a partir de ese entonces (el alud) se profundizó esa sociedad del sexto sentido, se consolidó la cuarta dimensión. Que no es brujería, sino otra forma de conocimiento a la que accedimos en un espacio y en un tiempo donde el aprendizaje normal y racional tenía pocas posibilidades de ofrecer soluciones. Nos vamos convirtiendo en locos que funcionan por amor y sensibilidad”

El amor que plantea Coche Inciarte tiene que ver con eso, él lo llama terapia de grupo, que implicaba el poder sostenerse.

Hay una anécdota que cuenta Javier Methol que es maravillosa y responde a esta cuestión del cuerpo de varios: “Él (Roberto Cannesa) consideraba que yo tenía que caminar para fortalecer los músculos, porque de lo contrario, si en algún momento teníamos que salir caminando, yo no podría hacerlo, y si yo no podía, él tampoco saldría.”

Las características de este cuerpo de varios están dadas por:

– Se establece entre los integrantes del grupo un lazo más potente que el sexual.

-Hay un cuidado maternal con respecto del otro, cuidado maternal entendido como la atención centrada solo en lo necesario para la supervivencia.

– Y por último la lealtad con los que están muertos.

La lealtad a esos muertos no implica el aferrarse al cuerpo, y esa es una de las características de esta cuestión, para sobrevivir era necesaria la insensibilidad.

La lealtad con los que están muertos no es un tema menor, aparece muy fuertemente en los testimonios de todos los sobrevivientes, como en el testimonio de Gustavo Zerbino, que no quería irse de la montaña porque no lo dejaban subir al helicóptero con su bolso con recuerdos de los muertos para ser entregados a los familiares. Zerbino estaba dispuesto a morir por ellos, los muertos.

Si bien, nunca volverán a ser como eran antes y probablemente su sufrimiento no sea nunca totalmente calmado, porque de alguna manera ellos cultivan ese sufrimiento, ellos lo buscan, porque hay una lealtad hacia aquellos que fueron muertos, pudieron permitirse a través de una sociedad que los arropó y los nombró como una nueva sociedad, una sociedad de la nieve.

Pasaron más de 30 años para que apareciera el libro “La sociedad de la nieve”, más de 30 años para que la totalidad de los sobrevivientes pudiera dar su testimonio y tratar de explicar su función dentro del grupo, su participación en la tragedia, explicar su heroísmo, porque no podemos dejar de utilizar esa palabra: “heroísmo” en el sentido del esfuerzo que lleva al hombre a realizar hechos extraordinarios.

Pero lo que más nos interesa del libro, es como intenta 30 años después intentar una transmisión, un intento de inscripción a un linaje, la de los “sobrevivientes” quizás allí la explicación del porqué su página web se llama “Viven”. Una trasmisión que da cuenta del pasado y del presente, la forma de interpretar la realidad, los ideales y los valores y sobre todo el comprender hacia dónde van.

El libro es diferente a “Viven” que salió poco tiempo después de la tragedia y según la lectura que propongo, no deja de ser una visión de un tercero de los acontecimientos relatados por personas que aún se encontraban atormentados por el efecto de la tragedia, discursos desubjetivados efecto inmediato de lo traumático.

Treinta años después “La sociedad de la nieve” construyen definitivamente una trama que permita a los sobrevivientes encontrar un sentido, un reencuentro y una inscripción posible en la historia a ser contada. O como dice Canesa: “Actualmente no vivo en la montaña, aunque no puedo sacármela de encima” o Parrado: “Con el tiempo la montaña se convirtió en una parte de mi vida, afectó mi carácter, mi destino, debo aceptar que será así para siempre”.

Revista Oficial
-

Desarrolo web CreaWeb